[SeIdea][FanFic] Jealousy 2 [Golden Pair & 8059]

Anime: Prince of Tennis & Katekyo Hitman Reborn!

Pareja: Golden Pair + 8059 [OishixEiji + YamamotoxGokudera]

 

Abrió y cerró su celular una y otra vez, mirando el fugaz rectángulo de luz, que quedaba de la pantalla, suspendido por centésimas de segundo en el aire, de manera ocasional. Tenía la atención dividida entre su pareja, Oishi, que sostenía una seria conversación con el Capitán, y el nuevo número en su agenda de contactos. Y es que, aunque el plan que había tramado en medio de su desesperante situación de celos seguía dándole unas rondas seductoras, aun no hallaba el valor para llevarlo a cabo. Hacerlo, significaría poner a pruebas y en riesgo, más cosas de las que, cuando pudo analizar con mayor detenimiento, estaba dispuesto. Aun así, tampoco encontraba el modo de sacarse el maremoto de celos que avasallaba sus ánimos cada que tocaba la hora del entrenamiento y se veía alejado de su amor. Era tanta su frustración y temor, su coraje y cobardía, que en el encontronazo entre las cuatro y otras tantas emociones menores pero cuantiosas, su cuerpo empezaba a pagarla. El estómago le ardía esos días como hubiera bebido un galón de gasolina, y acto seguido, hubiera consumido un cerillo encendido sin masticarlo ni apagarlo.

Acaricio con fuerza su estómago con la derecha –un latigazo de escozor-, al ver que Tezuka se inclinaba a ver las anotaciones que hacía Oishi en una tablilla, reduciendo la distancia entre ambos. Chasqueó la lengua, molesto, y desvió la mirada. ¡¿No podía Oishi pedirle a Tezuka que no se le acercara tanto?! ¡¿No podía decirle, o al menos darse cuenta, que eso lo lastimaba?!

Soltó la malla metálica que rodeaba la pista, cuando Momoshiro se acercó junto con Ryoma, proponiendo alegres, un partido de práctica de dobles, de ellos, contra él y Fuji, que venía cotilleando despreocupadamente con Inui ¡como si Tezuka no coqueteara descaradamente con Oishi en sus narices! Los regulares del Seigaku le siguieron con la mirada, mientras pasaba frente a ellos sin dirigirles la palabra, y se perdía dentro del cuarto de Club de Tenis. Momoshiro, Ryoma e Inui, interrogaron con la mirada a Fuji, que se encogió de hombros dejando que las mentes de sus compañeros produjeran toda clase de hipótesis sobre el mal humor del tenista acrobático, guardándose para sí mismo, la furtiva mirada a el Capitán y Subcapítan, que permanecían ajenos a lo sucedido.

--Baka… baka… -un par de lágrimas en la soledad de su taquilla abierta, rebuscando entre sus cachivaches del club un “algo” indefinido.

…

--Tsk. Sabía que ese celular no duraría ni un mes en tus manos. –Dijo, molesto, Gokudera.

--Debí haberle hecho caso a Gokudera y amarrármelo al trasero. –Río por su lado el despreocupado moreno, apoyando las manos en el suelo, y echando la espalda hacía atrás, de frente al italiano, con solo la mesita donde hacían la tarea, interponiéndose entre ambos.

--Al culo. Dije que tendrías que habértelo amarrado al culo, y ahora lo reitero, aunque siendo tu ¡seguro que hasta el culo perdías! –La burla y el malhumor de Gokudera, fuera de molestar u ofender a Yamamoto, le arrancó una divertida risa que solo consiguió irritar más al peliplata.

Ring ring. El teléfono sonó. Y en ausencia de su padre y siendo salvado de un libro que pretendía a callar su crispante risa, Yamamoto se levantó prometiendo regresar con algo para picar. Tenían una larga noche por delante, camino a los exámenes que comenzaban al día siguiente, con una de las asignaturas que peor se le daba al basebollista: Matemáticas. O al menos eso aparentaba Yamamoto, porque si bien sus calificaciones no eran tan sobresalientes como el instante en que tomaba un bate y se plantaba de frente a una pelota, no es que en fuera un idiota completo, sino que en parte el baseball lo distraía de los estudios, y desde que conoció a Gokudera y este fue asignado como su tutor particular, tenía una razón más para hacerse el tonto y así conservar con ligeras proezas académicas, al peliplata.

--Bueno.

 

--Joder… ese idiota se está tardando demasiado. –Quejándose, Gokudera se puso en pie. Si quien fuera lo estaba entreteniendo de traerle algo para que su estómago dejara de quejarse por saltarse el receso y ahora la comida, sería mejor que él mismo fuera a asaltar la nevera.

Salió de la habitación, cruzó el pasillo estirando los brazos y la columna. No entendía cómo es que los japoneses conseguían llegar a viejos sin que sus columnas se hicieran de plomo. Esas posiciones de piso –flor de loto, de rodillas- eran mortales.

La risa de Yamamoto le hizo detenerse en el hall de las escaleras, oculto de la vista del moreno que recargado en la pared, seguía con el teléfono en el oído.

--Entonces me alegra que Eiji lo encontrara.

¿Eiji?

--Sí. Mañana tengo libre un rato después de clases.

¿Libre?

--¡Ya-hoo! –Ese grito de felicidad que hizo que Yamamoto tuviera que alejar el teléfono unos centímetros, dejó al descubierto una voz masculina, delicada y juguetona, algo infantil.- ¡Entonces te estaré esperando en la puerta de Namimori, cuando salgas de la práctica de baseball!

--¿No tendrás problemas por irte, antes, de la práctica de tenis?

Del otro lado, una negativa entristecida.

--Ya veo. Entonces ¿mañana?

¿Mañana?

El furtivo escucha de la conversación, presiono sus largos dedos de pianista, alrededor del final del pasamano de las escaleras, y apretó el otro puño. Su piel blanca adquirió un tono carmín en sus manos y rostro. ¡¿Ese idiota planeaba saltarse su tutoría, por verse con…?! … ¡Si tenía tiempo para citas… podía mejor… ponerse a est…!

Se giró con el cuerpo tenso. Y despacio, en silencio, volvió a la habitación del friki.

--¡Gokudera! ¡¿Quieres sushi o prefieres sándwiches?!

--¡Lo que se te pegue la puta gana! –Espetó furibundo al grito desde la cocina. La silaba ultima de la oración, brotó estrangulada de su boca.

¡Mierda!

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Q_Q no odien a Eiji.